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Gustavo Nakamura
AGROCONDOR
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No se puede creer el riesgo que corre este conductor... Se te erizan los pelos de sólo verlo!!!
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NOTIVIDA, Año XIV, Nº 925, 10 de abril de 2014
LA RED FEDERAL DE FAMILIAS REPUDIÓ EL DICTAMEN DE GILS CARBÓ
Con un dictamen emitido ayer, la Procuradora General de la Nación, Alejandra Magdalena Gils Carbó, recomendó el homicidio de Marcelo Diez; el joven neuquino que desde hace años permanece en estado de mínima conciencia a raíz de una infección intrahospitalaria que contrajo en el Hospital de su ciudad.
Marcelo Diez no está "enchufado" a nada, no está en estado terminal, no sufre, no es víctima de ensañamiento terapéutico, sólo recibe cuidados básicos -hidratación, alimentación e higiene-. Lo cuidan amorosamente los que lo albergan y rodean pero desde la lejanía de su despacho Gils Carbó intenta sentenciarlo a una muerte atroz.
A continuación el texto completo de la Declaración de la RFF:
En su lamentable dictamen fechado el 9 de abril de 2014, la Procuradora General de la Nación alude al estado de salud de Marcelo Diez como de "estado vegetativo permanente", callando –de manera harto sospechosa– que Marcelo Diez posee un mínimo estado de consciencia, que le permite relacionarse con su entorno, y recibir los benéficos cuidados y el afecto que se le prodigan en la institución que lo alberga. Ignora asimismo que la gente que lo atiende y visita asegura que tiene actos de respuesta –dando a entender, por ejemplo, si le gusta la música o no– y que reconoce algunas voces de amigos que lo rodean y del personal del lugar donde se encuentra.
A partir de ello, y con pretenso fundamento en la literalidad de algunos de los ambiguos artículos de la defectuosa Ley Nº 26.742 (mal llamada "de muerte digna"), e invocando la autonomía de su voluntad –que ficticiamente le atribuye a partir del pedido de las hermanas carnales de Marcelo Diez–, la funcionaria propuso confirmar la sentencia del Superior Tribunal de Justicia de Neuquén, que autorizó el cese y abstención del soporte vital (alimentación, hidratación e higienización), suministro de medicamentos, visitas y demás cuidados que recibe en el lugar de su internación.
¡Cómo si semejante temperamento se compadeciera con la dignidad del ser humano que indiscutiblemente sigue siendo Marcelo Diez! Porque lo que en definitiva habrá de resultar, de hacerse efectivo este dictamen, será que se lo abandone a la atrocidad de perecer por hambre y sed, o víctima de una infección no curada, ¡suponiendo –para colmo– la existencia de una manifestación de voluntad que jamás expresó, ni puede válidamente presumirse!
Desde la perspectiva de la moral católica, ninguna ley ni sentencia judicial puede avalar un proceder semejante y, si lo hiciera, carecería en absoluto de valor para legitimar esa forma de abandono y homicidio por omisión, pues, como lo ha recordado la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe: "…nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad…" (Declaración "Iura et Bona" del 5 de mayo de 1980).
Pero aún si, ciñéndonos al derecho positivo argentino, consideramos tan solo la normativa de los instrumentos internacionales suscriptos por el país, que protegen la inviolabilidad de la vida de todo ser humano, superiores en rango a la mal llamada ley de "muerte digna", debemos concluir que, tanto las defectuosas disposiciones de la misma, como las decisiones judiciales que pudieran invocarla para prohijar la eutanasia –activa o pasiva–, resultan abiertamente inconstitucionales y de ningún valor justificante.
En este sentido, cuadra tener presente las disposiciones de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (artículo 1 "Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona."); la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 3º "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona"); el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículo 6.1 "El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente…"); la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 4. "Derecho a la Vida. 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente…") y, particularmente, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, cuyo artículo 10 determina que "Los Estados Partes reafirman el derecho inherente a la vida de todos los seres humanos y adoptarán todas las medidas necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho por las personas con discapacidad en igualdad de condiciones con las demás."
Frente a tan claras disposiciones de rango supralegal, es claro que no puede avalarse el homicidio de Marcelo Diez que la Procuradora General torpemente ha pretendido justificar.
En atención a todo ello, la Red Federal de Familias, a través de su Junta Ejecutiva Federal, expresa su más enérgico repudio por el dictamen de la Procuradora General de la Nación, Alejandra Magdalena Gils Carbó, y hace un llamado para que, dejando de lado posturas ideológicas e interpretando las leyes locales a la luz de aquellas disposiciones; y en miras a garantizar el auténtico respeto de la dignidad humana que implica el de la vida, y la efectiva administración de justicia, se proteja la vida de Marcelo Diez, injustamente amenazada mediante una sentencia que impida ponerle fin artificial y cruelmente, como se pretende.
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NOTIVIDA, Año XIV, Nº 925, 10 de abril de 2014
Editores: Lic. Mónica del Río y Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja
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La violencia de los años 70
La historia es más que la memoria
http://www.lanacion.com.ar/1679507-la-historia-es-mas-que-la-memoria
por Ceferino Reato
"Una sociedad necesita conocer la Historia, no solamente tener memoria. La memoria colectiva es subjetiva: refleja las vivencias de uno de los grupos constitutivos de la sociedad; por eso, puede ser utilizada por ese grupo como un medio para adquirir o reforzar una posición política. Por su parte, la Historia no se hace con un objetivo político (o si no, es una mala Historia), sino con la verdad y la justicia como únicos imperativos."
La frase pertenece al prestigioso semiólogo, filósofo e historiador búlgaro-francés Tzvetan Todorov y está incluida en un artículo publicado en el diario español El País el 7 de diciembre de 2010, luego de una visita a la Argentina, que se reprodujo en esta página. Es decir, no fue una columna escrita en abstracto, sino una reflexión sobre la política de derechos humanos del gobierno de Cristina Kirchner, que privilegia la memoria a la verdad y, por lo tanto, a la justicia.
Todorov enfatiza que la memoria es siempre parcial, subjetiva: uno recuerda lo que más lo impactó y no siempre en orden cronológico. En cambio, la verdad, en la que se funda la historia, incluye las memorias de grupos diversos sobre hechos comunes.
Vamos a un ejemplo concreto: el lunes 24 de marzo coincidí en un programa de televisión con Horacio Pietragalla, un joven diputado kirchnerista, pero, más importante aún, uno de los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo, hijo de Horacio "Chacho" Pietragalla.
Pietragalla padre era un dirigente de peso de la Juventud Peronista, a tal punto que viajó en el chárter que trajo de regreso al General Juan Perón en su primer retorno del exilio, el 17 de noviembre de 1972; tres años después, era "oficial primero" de Montoneros y el jefe de la Columna 26: tenía a su cargo el norte de Santa Fe, Chaco y Formosa; es decir, era el número dos de la Regional Nordeste de esa organización político-militar.
La historia de Pietragalla hijo es conmovedora: la pérdida de su padre y de su madre, ambos detenidos desaparecidos; su condición de nieto recuperado.
En el caso concreto del padre, de "Chacho" Pietragalla, fue la primera víctima del Comando Libertadores de América, un grupo paraestatal creado en Córdoba en octubre de 1975, en pleno gobierno constitucional de la Presidente Isabel Perón.
Pietragalla padre fue apresado en un bar de la capital cordobesa el 15 de octubre de 1975 junto con otro "oficial" montonero, Eduardo Jensen. El 8 de noviembre sus cuerpos fueron encontrados a 25 kilómetros de la ciudad de Córdoba; los cadáveres presentaban numerosas heridas de bala y estaban parcialmente quemamos y cubiertos con tierra y ramas. Ya durante la dictadura, fueron sepultados en una fosa común en el cementerio San Vicente junto con otras víctimas de la represión ilegal.
Lógicamente, la memoria de Pietragalla hijo se concentra en la detención, el asesinato y la desaparición del cuerpo de su padre, y en su recuerdo de niño que creció con una identidad robada, junto a personas que lo criaron, pero que no eran sus progenitores, como terminó descubriendo.
Pero hay otras memorias. Por ejemplo, los recuerdos de los padres y hermanos de los diez formoseños de 21 años que fueron muertos en el ataque de Montoneros a un cuartel ubicado en los suburbios de la ciudad de Formosa. Esos diez jóvenes estaban cumpliendo con el servicio militar, que en aquella época era obligatorio, y estaban de guardia el domingo 5 de octubre de 1975, cuando el flamante Ejército Montonero intentó copar ese regimiento.
Los montoneros imaginaban que los soldados formoseños se iban a rendir, pero resistieron y se produjo un combate en el que murieron 24 jóvenes: doce guerrilleros y doce defensores del cuartel (los diez soldados, un Sargento Primero y un Subteniente de 21 años). Todos eran peronistas.
Pietragalla y Jensen participaron de ese ataque, como lo indican distintas fuentes en mi libro Operación Primicia. Fue el debut del Ejército Montonero, con el cual la guerrilla de origen peronista pensaba derrotar al ejército formal, al que señalaban como el instrumento armado de la oligarquía criolla y el imperialismo norteamericano. No les importaba que ese ataque pudiera deteriorar aún más al desfalleciente gobierno de la viuda de Perón, porque el objetivo prioritario de Montoneros era, precisamente, evitar que Isabelita se consolidara en el poder, según un documento de esa organización político-militar, de 1977, titulado "Curso de formación de cuadros".
Luego del ataque al cuartel, hubo un repliegue de los "oficiales" montoneros instalados en el nordeste del país para eludir la represión policial y militar. Pietragalla y Jensen escaparon a Córdoba, donde fueron capturados.
La memoria de los padres y parientes de los soldados formoseños es distinta de la de Pietragalla hijo. Ocurre con, por ejemplo, la mamá de Marcelino Torales, uno de los conscriptos abatidos. Marcelino era albañil, cantaba en los bailes y admiraba a Sandro; murió en el dormitorio de la Guardia, destrozado por un disparo de FAL.
Cuando la entrevisté en el patio de tierra de su casa, esa señora inspiraba una profunda tristeza, agravada por una decisión estatal avalada por los organismos de derechos humanos: mientras los parientes de los guerrilleros muertos en aquel ataque habían cobrado millonarias indemnizaciones como "víctimas del terrorismo de Estado", ella y su marido sobrevivían con una mísera pensión.
Sobrevivían literalmente, seguían siendo pobres. Es que los soldados muertos eran los más pobres del regimiento; muchos de ellos habían "vendido" sus francos de fin de semana por unas monedas o unos vasos de vino o de Coca-Cola porque no tenían dinero ni para viajar al interior a visitar a sus familias.
¿Cómo unir esas memorias tan distintas? Todorov propone un camino: la verdad histórica, que reúne los recuerdos y los sufrimientos de los distintos grupos de una misma comunidad.
Conviene tener en cuenta que hablar de una sola memoria indica una pretensión hegemónica; refleja la intención de un determinado grupo político de reconstruir la historia de acuerdo con sus intereses del presente.
Más concreto aún. La memoria nos encierra en "una ilusión maniquea", dice Todorov, a la que define como "la división de la humanidad en dos compartimientos estancos: buenos y malos, víctimas y verdugos, inocentes y culpables. La Historia nos libera de esa ilusión maniquea".
La historia, si está fundada en la verdad, es mucho más que la memoria.
La palabra y la barbarie
http://www.laprensapopular.com.ar/13393/la-palabra-y-la-barbarie
por Agustín Laje
A dos días del segundo paro nacional contra el Gobierno, y en el marco un clima social enrarecido por los desbordes de inseguridad que han puesto de manifiesto la ausencia del Estado en materia de Seguridad y Justicia, Cristina Kirchner irrumpió nuevamente en nuestros televisores y radios el martes pasado.
La una vez más insufrible Cadena Nacional no tenía por objeto comunicar medidas económicas racionales para el control de la inflación frente a la que, en definitiva, reaccionan los trabajadores plegados al paro de hoy. Mucho menos tenía el fin de comunicar un nuevo plan de Seguridad que transmitiera tranquilidad a los atemorizados e indefensos vecinos. Nada de eso. Se trató, simplemente, de la apretura que, con su posada voz de maestra jardinera, Cristina encabezaba de lo que se dio en llamar "Encuentro Federal de la Palabra", una suerte de "feria del libro" en Tecnópolis.
A los adulones de siempre y las marionetas que enrojecen sus manos de tanto aplaudir, se le sumó esta vez una comparsa de "artistas populares" –curioso eufemismo para designar a hacedores de morisquetas de baja estofa– que acompañaron a la presidente con shows de "hip-hop", "stand-up", entre otras "expresiones nac&pop". Semejante circo oficial en el marco de semejante crisis económica y social, contribuye a convencernos una vez más de que el estudio del kirchnerismo está pasando del dominio de los politólogos al campo de los psicólogos sociales.
La verdad sobre el rimbombante "Encuentro Federal de la Palabra" colisiona con la alocución inaugural de Cristina Kirchner que, en resumidas cuentas, hizo de la "palabra" y el "diálogo" fuentes de paz y concordia. En efecto, la génesis del mentado "Encuentro Federal de la Palabra", al contrario, es la discordia, la fragmentación y la vocación para el monólogo que caracteriza al kirchnerismo.
Lo cierto es que a mediados del año pasado, el Secretario General de la Presidencia Oscar Parrilli empezó a mantener reuniones con Gustavo Canevaro, titular de la Fundación El Libro. Las intenciones estaban cantadas: el kirchnerismo pretendía apropiarse de la 40º edición de la Feria del Libro que tendría lugar en abril del 2014, mudándola del Predio de La Rural a Tecnópolis y, con ello, no sólo capitalizar políticamente un evento que adquiere mayor significancia todos los años y que la tendrá especialmente en su cuadragésima entrega sino, también, arrebatarle el acontecimiento al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y fastidiar a la Sociedad Rural.
Pero las maniobras del kirchnerismo no dieron fruto, y los organizadores de la tradicional "Feria del Libro" decidieron mantenerla en La Rural. ¿Los motivos? Fundamentalmente, factores como la inseguridad, el clima (Villa Martelli, donde se encuentra Tecnópolis, suele inundarse en caso de lluvias), dificultades de acceso, y el tamaño de los predios (La Rural tiene más de 45.000 metros cuadrados mientras que Tecnópolis cerca de 10.000), provocaron la negativa rotunda que se le dio al kirchnerismo. De hecho, el 70% de los expositores –según la revista especializada Ferias y Congresos– se manifestó en contra de trasladarse a Tecnópolis.
El "Encuentro Federal de la Palabra" es, entonces, fruto de una fallida movida política y reflejo de una sociedad fragmentada por quienes hacen de la palabra un instrumento de discordia social.
Con toda la desfachatez que le es connatural, Cristina Kirchner aleccionó durante la apertura del evento en cuestión que "en tiempos que hay quienes quieren volver a la barbarie, tenemos que estar muy fuertes para que sea la palabra y la racionalidad las que primen en nuestra sociedad". Perdido en la desmemoria colectiva quedó un hecho incontrastable: el kirchnerismo ha sido desde sus orígenes amo y señor de una palabra puesta al servicio de la barbarie; una palabra monopolizada por la prepotencia y la arrogancia que, en virtud del engañoso espejismo de una "democratización mediática", viene silenciando voces que no se ajustan al monocorde discurso oficial.
¿O acaso ya hemos olvidado la palabra bárbara de Cristina Kirchner defenestrando frente a todo el país por Cadena Nacional al "abuelito amarrete" que se le había ocurrido presentar un amparo frente a la Justicia contra el cepo cambiario porque quería defender su derecho a comprar moneda extranjera para hacerle un regalo al nieto? ¿No recordamos la barbarie que supuso el uso de la palabra por parte de Cristina Kirchner en Harvard, donde ninguneó a distinguidos estudiantes argentinos que osaron hacerle preguntas espontáneas? ¿Y qué hay de aquella vez en que Cristina Kirchner hizo uso de la palabra a través de Cadena Nacional para escarchar –datos de AFIP en mano– al agente inmobiliario que osó en decir que la política cambiaria del gobierno había perjudicado al sector inmobiliario?
Cristina Kirchner no percibe sus contradicciones morales sencillamente porque la ética le está vedada. La autocrítica, en efecto, es desconocida por la barbarie. La misma que en la "feria K" de Tecnópolis habló del valor de la palabra "para difundir amor" es la que ha venido haciendo uso de la palabra con pretensiones monopolísticas desde 2007 hasta la fecha para fragmentar a la sociedad.
En esta sintonía, Cristina acaba de recibir el "Premio Rodolfo Walsh a la Libertad de Expresión", brindado por supuesto por la ultrakirchnerista Universidad de La Plata, que ya ha premiado con la misma distinción a otros dictadores del Siglo XXI como Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, y a la apologista del terrorismo internacional Hebe de Bonafini.
Mientras el kirchnerismo prosigue con sus habituales payasadas y contrasentidos, el país se para hoy jueves y un cachetazo nos devuelve de las sandeces del "Encuentro Federal de la Palabra" a la realidad de una Argentina que se cae a pedazos junto a un gobierno con final anunciado.
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Queremos Garantismo y Seguridad
http://www.mariazaldivar.net/2014/04/queremos-garantismo-y-seguridad.html
por María Zaldívar
Una sociedad adolescente como la argentina que, como característica central no admite críticas, es capaz de incurrir en flagrantes incoherencias para justificarse. En aras de salir indemne de responsabilidades, puede votar a los garantes del abolicionismo del derecho y reclamar seguridad de manera simultánea.
Esa sociedad adolescente insiste en navegar a dos aguas e insiste con el limbo ideológico que no tolera ni la comisión del delito ni su represión. Incoherente, histérica, inmadura. La sociedad argentina no está dispuesta a pagar el costo de nada y en el "mientras tanto", se desintegra. Va dejando hilachas de su marco jurídico y de su escala de valores, lo que complica el entendimiento social y hace imposible la convivencia pacífica.
La argentina es una sociedad cada día menos civilizada. Hace diez años que el gobierno nacional permite y alienta en muchos casos el corte de las calles por parte de gente anónima que, con sus caras tapadas y armadas con palos impide la circulación de autos y personas por la vía pública. Al compás de esa anarquía, el delito crece en variedad y cantidad ante la mirada complaciente del Estado mientras la población, mansa, tampoco exige que sus impuestos sean destinados a cubrir con eficiencia las funciones específicas que la autoridad política debe garantizar: seguridad, educación, salud y justicia.
No reclama por sus derechos y repite errores. Los mismos porteños que celebraron la remoción de Aníbal Ibarra de su cargo tras el desastre de Cromagnon luego lo hicieron legislador. Tras airosas y multitudinarias protestas contra los impulsores de aplicar retenciones confiscatorias al campo que arrastraron a gran parte de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires a la calle, el entonces ministro de Economía Martín Lousteau fue votado para representarlos en el Congreso. Es una sociedad que mira fijo y luego declina cualquier acercamiento. "Histeriqueo" puro. Adolescencia pura.
Los argentinos protestan por la ola delictiva que tiene amenazados a los "buenos", protestan por la falta de independencia de la justicia y con la misma contundencia protestan cuando alguien decide defenderse y ejerce la justicia por mano propia. La violencia, mientras tanto y como pasa con cualquier enfermedad que no se combate, sigue en aumento. Los linchamientos de los últimos días ejecutados por los "buenos" contra los "malos" empiezan a equipararlos. Ahora los dos "bandos" son violentos.
La falsa progresía nacional sostiene que los delincuentes son producto de un contexto social que los abandona y margina, argumento con el que intentan eximirlos de la responsabilidad jurídica que les cabe por los ilícitos que cometen contra las personas y la propiedad.
Así, por imperio de una explicación sociológica un tanto rebuscada y de dudosa veracidad por incomprobable, el victimario automáticamente deja de serlo y con el sólo enunciado de la hipótesis, se busca esfumar sus deudas con la sociedad agredida.
En el otro extremo, alguna voz aislada (que la izquierda vernácula pretende asociar con la derecha recalcitrante) se ocupa de la víctima y recorre el camino inverso: la releva de toda responsabilidad bajo el argumento del hartazgo. La gente, según estos teóricos del agotamiento social, hace lo que puede y entre "lo que puede" está moler a palos y hasta matar a una persona.
La brutalidad ejercida contra los ladrones pone al descubierto la violencia que anida en las personas, su tendencia a la masificación y la cobardía que implica actuar en patota. Los vecinos que lincharon a delincuentes no son peores que los barra-bravas que se enfrentan en los partidos de futbol. Coinciden en la ferocidad de la golpiza, la desigualdad numérica y el anonimato con que actúan.
¿La solución estará por ponerse a la altura del delincuente? ¿No sería nivelar para abajo? Porque de eso los argentinos sabemos un montón y no pareciera que haya significado un "up grade". Por supuesto que falta, esencialmente, educación. Ningún país erradicó la delincuencia pero ninguno civilizado tolera la justicia de los particulares como mecanismo de resolución de conflictos. Y las poblaciones son similares porque todos somos seres humanos. La explicación de que nuestra sangre española/italiana nos hace distintos es una falacia instalada. Lo que nos hace distintos de los países que prosperan es el sistema que ordena la vida en sociedad, que saca lo mejor o lo peor de las personas.
Nuestro sistema alienta la delincuencia entre otras cosas, con el bajísimo índice de represión de las conductas antisociales. La alienta desde la cúspide de la pirámide de poder dando el ejemplo con funcionarios corruptos e impunes. Y la alienta a través de una justicia lenta e injusta. Son poblaciones educadas las que exigen un Estado presente y eficiente, no un Estado gordo y bobo. El Estado inútil que, como el argentino, dilapida recursos.
La educación contiene los instintos. La educación privilegia lo que se debe sobre lo que se quiere. Falta educación para acompañar la toma de decisiones adecuadas Mientras tanto el Estado gordo y bobo del populismo se mata de risa de unos y de otros y mira, como un espectador indecente, cómo se pelean sus súbditos.
Un discurso pretencioso y nocivo
por Carlos Berro Madero
carlosberro24@gmail.com
El filósofo y matemático francés Pascal sostenía con mucho humor que "toda oda la desgracia de algunos hombres (mujeres) proviene de una sola cosa: no saber permanecer en reposo en una habitación".
Que Cristina Fernández es una habladora compulsiva que no puede quedarse quieta, ni callada, no es ningún secreto. Que busca captar la atención de la gente con recursos efectistas sin verdadero contenido, tampoco.
Su gobierno tiene pasión por los jeroglíficos "culturosos" de un lenguaje mediante el cual se resisten a citar las cosas por su nombre, corriendo detrás de pensamientos deletéreos, muy lejos de acontecimientos que deberían controlar y lanzados hacia delante en círculos elípticos que solo ponen de relieve su falta de oportunismo y capacidad política.
Se pasan así la vida "jugando a alguna cosa", mientras creen que la cuestión esencial de sus cargos consiste en mantenerse activos, a las apuradas, sin llegar nunca a alguna parte, mientras aplazan cualquier perspectiva de encontrar la verdad "dentro" de ellos mismos.
La Presidente integra además el mundo "selecto" de personas que manifiestan "deseos" QUE JAMÁS SON INVESTIGADOS POR EL ENTENDIMIENTO Y LA RAZÓN. Sus argumentos la ponen pues a sufrir la desventura de quien solo trata de comprender "la lógica del itinerario del corazón" (Scheler), tornándola impotente para modificar todos los asuntos que intenta abordar por su investidura.
Sentada en el mullido sillón de la autosatisfacción, es capaz de emitir cualquier concepto mortificante con la mayor impavidez, y sus "apetitos" discursivos la mantienen muy lejos de cualquier comprobación empírica de sus dichos, arrastrando a todos sus funcionarios al error.
Desafortunadamente, la sociedad ha terminado dialogando con el poder en los términos que éste desea: eludiendo las evidencias de la naturaleza de las cosas y divagando sobre asuntos cuyo derrotero futuro se ignora. Vivimos pues en la oscuridad de una habitación cerrada y sin luz.
Mientras tanto, aumentan los sentimientos de violencia de todos y están a punto de romperse en mil pedazos los últimos vestigios del contrato social que nos une. Ese acuerdo histórico de convivencia que fue "petardeado" irresponsablemente por los Kirchner y la turbamulta de "garantistas" que los secundaron durante estos diez años, en los que humillaron a la sociedad reduciéndola al servilismo más abyecto.
Los asuntos que aborda la Presidente en sus apariciones públicas resultan ser así piezas inconexas, pedantes y con un tufillo "casero" insoportable. Repentinamente hemos sabido que se considera como nuestra madre, es decir, una suerte de guía espiritual que al "protegernos" (¿) se hace acreedora a un "nihil obstat" sin restricciones.
Mientras tanto, su gobierno nos sigue engañando todos los días y los discursos de los funcionarios son tan confusos como "culposos", mientras juegan al Gran Bonete y desvían responsabilidades a diestra y siniestra. La reciente apertura al "buen tino" ha sido obligado por el fracaso sonoro de planes que llevaban a un cuello de botella sin salida.
Para ellos, hipócritamente, nada de lo que ocurre pertenece a su impericia e intentan hacernos vivir el mundo mágico del Macondo de García Márquez en versión argentina.
ESTAMOS ASISTIENDO A LA "GRANDE FINALE" DE LA FICCIÓN "K". Que también podríamos denominar como un escenario de "ropa limpia y negocios sucios". No solo en lo que se refiere a la moral y la corrupción, sino A LA OSCURIDAD A QUE QUIEREN SOMETERNOS QUIENES HAN PERDIDO TODA IDEA ACERCA DEL LUGAR DONDE SE ENCUENTRA LA LLAVE QUE PERMITA ENCENDER LA LUZ.
Tener esto en claro es fundamental para volvernos impermeables frente a las falsas esperanzas que intentan promulgar desde el poder. Estamos mal y seguiremos peor. La justicia por mano propia ocurrida en estas semanas en la calle es inadmisible por supuesto, pero comienza a marcar los límites del hartazgo popular, que ignora dónde pueden comprarse los doce tomates a 12 pesos de Kiciloff.
Esos límites que Cristina Fernández intenta controlar con divagaciones viciosas que intentan convencernos de que sigue "al mando", mientras compite solapadamente con el "hombre de las mil caras" -Daniel Scioli que ya no sabe qué hacer para diferenciarse de ella, "pero no tanto".
Los sistemas de partidos políticos deberían hacernos reflexionar SERIAMENTE sobre nuestra capacidad para evaluar mejor la competencia "profesional" de algunas figuras mesiánicas que intentan instalar siempre la versión caprichosa de una realidad que pretenden ignorar.
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