Los dilemas de este mundo
http://www.cronista.com/opinion/-Los-dilemasde-este-mundo-20140122-0026.html
por Daniel Muchnik
Hay una propuesta para salir de los temas argentinos que se suman al calor sofocante. Hablemos del planeta.
"Algo va mal", tituló uno de sus últimos libros el brillante politólogo británico Tony Judt, fallecido hace tres años y medio, inquieto por el rumbo del mundo pero además preocupado por el progresivo deterioro del Estado de Bienestar en Europa, del cual era un admirador. Con todas las malditas consecuencias: desocupación, nacionalismos, separatismos y xenofobia. Los pronósticos para el futuro del mundo cercano o mediano no son buenos y se vienen divulgado datos y bibliografía que lo están avalando.
Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, con quien solían coquetear los dirigentes cristinitas en Buenos Aires y fuera de ella, es el autor de un reciente trabajo donde prefiere usar el calificativo de "Gran Decaimiento".
Estados Unidos, dice (y dicen otros también) ha salido de la recesión pero presencia la disminución inexorable de los ingresos de sus habitantes. Pero por sobre todo, la recuperación será lenta, para nada envidiable.
En el caso de los trabajadores los ingresos han bajado incluso a niveles inferiores a los de hace 40 años. Además el 1 por ciento más pudiente del país concentra el 95 por ciento del raquítico movimiento norteamericano después de la crisis. Y 85 individuos acumulan tanta riqueza como los 3570 millones de personas a nivel mundial que forman la mitad de los de menor poder adquisitivo en la población.
Los bancos se salvaron con el respaldo de las autoridades pero eso implica un rechazo contundente de la sociedad estadounidense y una postergación de otros sectores de importancia. En el viejo continente, los ingresos de las 10 personas más ricas superan el costo total de los programas de estímulo aplicados por la Unión Europea entre 2008 y 2010. Es decir 217.000 millones de euros.
Según el Fondo Monetario Internacional la situación es particularmente caótica por la imprevisibilidad en España, por ejemplo, y en Grecia donde la tasa de desempleo es del 25 por ciento y el de la juventud es del 50 por ciento. El colega Carlos Gabetta, en una nota reciente asegura, según informes de confianza que el número de británicos que se ven obligados a acudir a instituciones benéficas para comer se ha multiplicado por veinte. Reitera, además que casi un millón de adolescentes siguen sin estudiar ni trabajar en Francia.
La socialdemocracia europea se quedó sin argumentos para agrandar el dolor de los que siguen a Judt. Fracasaron en Grecia, en España, en Portugal. Y ahora en París, con Hollande, quien envuelto en un episodio de alta densidad doméstica amorosa ha lanzado un plan económico de extrema dureza que pegará a los trabajadores y a las clases medias. Es lo que estaban esperando los nacionalistas extremos como Le Pen, para atraer a sus filas a gente de izquierda desilusionada. Se trata de una cuestión ideológica revulsiva.
Uno de los principales pensadores del momento, Zymund Bauman, se pregunta en uno de sus nuevos libros, que lleva como título "¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?" Si esta realidad que el mundo vive traerá quietud, paz y reflexión. Bauman, que es un humanista, escribe que hasta no hace mucho se creía que el Estado de Bienestar solucionaría el problema de la desigualdad entre los hombres.
Pero ese modelo tiene filtraciones y grietas. Bauman ve que en las últimas dos décadas el abismo entre los países desarrollados y los que no lo son está disminuyendo, pero "en el interior de las sociedades ricas, las desigualdades se están acelerando, casi a los niveles del siglo XIX". Para Bauman es la ansiedad de consumo, para los que pueden valerse de él, lo que se ha convertido en una bomba de tiempo. Las relaciones humanas -indica- se viven desde el punto de vista de cliente y de objeto de consumo. Mantenemos a nuestro compañero o compañera a nuestro lado mientras nos produce satisfacción, igual que un modelo de teléfono. Dramático.
En el mentado encuentro anual de Davos (por Argentina iría solo Macri, entre los representantes del poder), donde los presentes van a escuchar en los próximos días a las estrellas internacionales en lo intelectual, en lo político y en materia económica, nada tratará de soslayarse.
En reuniones de otros años se viene hablando de la educación como redentora y del peligro de la marginalidad social como desestabilizadora. Hay dudas si hay interés en los políticos para llevarlo a cabo.
Se ha admitido que desarrollo económico no es viable sin desarrollo social. Incluso se ha admitido que con la apertura de las fronteras, globalización mediante han terminado triunfando las grandes compañías multinacionales a las que no les importa en demasía los ideales de la democracia en los países donde se radican.
Este tiempo que vivimos es frágil y pocos son los que tienen las fórmulas salvadoras. Pero no las dan a conocer.
0 comentarios:
Publicar un comentario