Divertido y cultural ! IMPERDIBLE
Deléitese con García Lorca, pero después siga leyendo el segundo poema hasta el FINAL. LA CASADA INFIEL (Romancero gitano)
Y que yo me la llevé al rio Fue la noche de Santiago y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo, el cinturón con revolver. Ella, sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo la luz del entendimiento me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena, yo me la llevé del río. Con el aire se batían las espadas de los lirios. Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. Le regalé un costurero grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río. Federico García Lorca Y que ella me llevó a Olivos diciendo que era mozuela, pero tenía un marido. Fue aquella noche de Cobos, y por puro compromiso, mientras el tuerto rugía por la ciento veinticinco. Casi llegando a la Quinta toqué sus pechos caídos, y se escucharon de pronto del plástico los chirridos. Sus muslos se me escapaban como sapos sorprendidos, la mitad como Moyanos, la mitad como D´Elías. Esa noche recorrí el peor de los caminos, montado en yegua de caca, sin ganas y sin motivos. No quiero decir, por nabo, las cosas que ella me dijo. La luz del sometimiento me hace ser muy precavido. Me esforcé porque yo soy ligero para el estímulo, y por tener un recuerdo me robé hasta los cuchillos. Le regalé una cartera, trucha, de la Saladita , y no quise enamorarme porque teniendo marido, me dijo que era soltera cuando me hizo ministro. Aimée Boudou de la Garçonniere (a) El Amado Ministro y bataclán |
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