Hitler se apellidó así por el error de un notario
El padre de Adolf Hitler nació en junio de 1837 y de conformidad con las leyes de la época, a la hora de inscribir al recién nacido en el registro, se dejó vacía la columna correspondiente al nombre del padre, abuelo del que sería líder nazi, ya que había nacido fuera del matrimonio. Así, recibió el apellido de la madre, quedando bautizado como Alois Schicklgruber. Conviene aclarar que en aquel tiempo no era esta una situación tan extraña o deshonrosa.
En cualquier caso, la madre del padre de Hitler se casó con un molinero llamado Georg Hiedler en mayo de 1842 y lo cierto es que aquel hombre nunca reconoció legalmente al muchacho como su hijo. Cuando murió la abuela de Hitler, Maria Anna, el joven Alois, que tenía tan solo diez años, fue confiado por el molinero a un hermano suyo ya que él se consideraba demasiado viejo para cuidar e instruir al muchacho y su hermano era mucho más joven. También murió Georg Hiedler y así el padre de Hitler quedó huérfano y a cargo de su tío.
El 6 de junio de 1876, cuando tenía Alois treinta y nueve años, se personó junto con su tío en la oficina del notario del distrito, junto con tres testigos, para aclarar de una vez y desde un punto de vista legal quién era su padre, es decir, el abuelo paterno de Adolf Hitler. El notario, que conocía personalmente a aquellos hombres, levantó acta de las declaraciones que afirmaban que Alois Schicklgruber era hijo de Georg Hiedler, que así lo había reconocido este varias veces cuando aún vivía y además el tío también aprovechó para nombrarlo heredero de sus posesiones. No se sabe muy bien por qué, pero el notario cometió un error al redactar el acta y cambió el apellido Hiedler por el de Hitler, ya que al parecer se pronunciaban de manera similar en el dialecto que utilizaban entonces.
Con aquel acta en la mano, y con tres testigos de nuevo, pidieron al sacerdote que actualizara el acta de nacimiento que llevaba décadas sin completar y así Alois Schicklgruber pasó a ser Alois Hitler y este apellido acabó pasando a su hijo Adolf, Adolf Hitler.
Un error sin importancia, un capricho del destino que ha tenido una repercusión en la historia magnificada por el personaje. Seguramente hubiera sido menos sonoro Hiedler que Hitler, pero desde luego hubiera sido mucho más complicado para los alemanes decir Heil Schicklgruber.
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