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(cOsAsDiveRTIdAs:228752) 10 años de kirchnerismo es demasiado tiempo (politica)

Una evaluación político-socio-económico del 2003 al 2013

10 AÑOS DE KIRCHNERISMO ES DEMASIADO TIEMPO
por Enrico Udenio

Se cumplieron 10 años gobernados por los Kirchner. ¿Quién lo hubiera podido imaginar en aquel lejano 27 de abril de 2003, cuando en las elecciones presidenciales Néstor ocupó el segundo con apenas el 22% de los votos?

El periodista Jorge Sigal definió muy bien el advenimiento al poder de este caudillo del sur: "Fue la consecuencia de una gran frustración nacional: la Alianza que no pudo concluir el mandato, una seguidilla de presidentes provisionales que entraban por la puerta y salían por la ventana, una crisis económica terminal y un país atravesado por la violencia y los conflictos sociales. Fue la alternativa que el país encontró para salir de una situación dramática".

Hay dos datos muy importantes para la evaluación de la década:
1) cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia el PBI crecía al 8% anual, la inflación era de sólo el 2% anual, el tipo de cambio era competitivo, y ya se habían alcanzado los superávit fiscal y comercial;
2) si en lugar de cotejar (como siempre hace el oficialismo) con el año pico de la crisis (2002) lo hacemos con la década 1991-2001, casi todos los datos muestran números negativos. Hoy, desde el punto de vista del desarrollo socio económico, no estamos mejor que en la década del 90.
 
LOS BLANCOS Y NEGROS CONFORMAN LOS DISTINTOS GRISES

He comentado muchas veces que así como el ser humano tiene su lado "bueno" y su lado "malo", también lo tiene todo lo que de él emerge. Se lo acepta de manera integral o se lo descarta, pero no se lo puede dividir sin destruirlo. Cada uno de estos lados vive gracias a la existencia del otro.

De este concepto se desprende que todos los gobiernos, que al fin de cuentas son una creación humana, muestran sus platillos positivo y negativo. Por lo tanto, un buen análisis del mismo debería pasar por cuál de estos ha gravitado más en el destino de un país.

LA DÉCADA DESPERDICIADA

En los últimos días, muchos analistas y políticos se han pronunciado sobre si estos 10 años conformaron para el país una década perdida o una ganada.

Otra alternativa es pensarla como una década desperdiciada. ¿Por qué? Porque no aprovechamos las tan favorables condiciones internacionales para el intercambio de bienes y, por otra parte, el oficialismo tuvo varias buenas ideas que, lamentablemente, ejecutó muy mal.

LAS IDEAS POSITIVAS

Si observamos los elementos positivos que muchos de los intelectuales y políticos K le otorgan al gobierno nacional, en especial durante los primeros tres años (2003-2006), nos encontramos con elogios a la política de los derechos humanos, laborales y sociales; el cambio de los integrantes de la Corte Suprema de la Nación; la recuperación de la autoridad presidencial y la del Estado sin una represión desmesurada; la decisión de construir una unidad política latinoamericana; la ley de medios; la Asignación Universal por Hijo; la recuperación macroeconómica; el aumento de la inversión en la educación, en la ciencia, tecnología y en el equipamiento de las fuerzas de seguridad; el matrimonio igualitario; la identidad de género; la reestructuración de la deuda externa; una mejor condición económica para los sectores más carenciados, la reducción de la desocupación, y la recuperación del sector ocioso de la industria.

Por supuesto, los adherentes fervientes a la estatización de servicios y recursos, también ven como ventajas las confiscaciones de las AFJP, Aerolíneas Argentinas, Aguas e YPF, la ampliación jubilatoria a los habitantes que no hicieron aportes; la cooptación de la Comisión de Valores y las compañías privadas; y la fuerte injerencia estatal en los medios de comunicación.

Más allá de que muchos de estos logros que se le adjudican al oficialismo pueden no ser tan ciertos e incluso discutibles desde el punto de vista ideológico y práctico, creo que el peor mal hay que encontrarlo en las pésimas ejecuciones que tuvieron muchas de estas decisiones.

Tomemos rápidamente –y de manera superficial- algunos ejemplos.

MALAS EJECUCIONES

- Una de las políticas más elogiadas fue la de los derechos humanos, pero si la analizamos de manera más integral veremos que se trató de una política en la que principalmente se juzgó a los represores de la dictadura 1976-1983. La deseada noble lucha contra las impunidades se aplicó solamente contra los militares y los policías. No se tocó al resto de los otros sectores que aterrorizaron al país (guerrilleros), ni a los que delinquieron y aún siguen delinquiendo (políticos y empresarios corruptos).

Parafraseando a Fidel Castro, se trató de una política de impunidad para los amigos del gobierno, mientras se acosaba y perseguía legal y económicamente a los considerados "enemigos".

El mejor símbolo de esta visión parcial de los DDHH se encuentra en quién dirige hoy su Secretaría: Juan Martín Fresneda, quien obtuvo por la única razón de ser hijo de desaparecidos durante la dictadura.

- Otra de las estrellas del elogio es la Asignación Universal por Hijo. Una muy buena idea desperdiciada por el apresuramiento en aplicarla. Esta improvisación se debió a que cuando el oficialismo perdió la mayoría parlamentaria en la elección del año 2009, las fuerzas de la oposición anunciaron que aprobarían en el Parlamento una ley de asignación universal para los menores.

Como la presidente Cristina no aceptaba que la oposición obtuviera ese rédito político, firmó a las apuradas el decreto 1602/09. Una ley que:
1) terminó promoviendo el trabajo en negro;
2) generó un clima de violencia de los padres hacia los docentes ante la posibilidad de que sus hijos repitieran el año escolar (en ese caso perdían el beneficio) y,
3) como el país carece de una adecuada política de responsabilidad reproductiva, para un sector de la población la procreación se transformaron en un "factor productivo".
Engendrar abundancia de hijos que no pueden ser mantenidos por sus padres es producir pobreza, dolor infantil y fácil acceso a la delincuencia.

- La apropiación de los fondos de las AFJP terminó por vaciar, una vez más en su larga historia de soportar saqueos, la caja de los jubilados. En esta ocasión, se hizo para sostener políticas del gasto público y el financiamiento de productos de consumo de lujo (LCD y otros).

- La expropiación de YPF se realizó de manera prepotente e ilegal, lo que produjo el peor de todos los efectos: espantó a los inversores extranjeros y locales. Hoy el país carece de inversiones significativas e YPF pena infructuosamente por obtener migajas de dinero para sus necesidades productivas. El gobierno hubiera podido apropiarse de la compañía petrolera respetando las normas y contratos, pero al igual que la fábula del escorpión y la rana (1), parece tener en su naturaleza la violencia y el saqueo por lo que no puede evitar los daños que incluso se hace a sí mismo con sus acciones.

- La decisión de construir una unidad política latinoamericana terminó sólo en una asociación con los gobiernos autoritarios (Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua) y la dictadura comunista de Cuba. Terminamos distanciados de todos los otros gobiernos (Uruguay, Brasil, Chile, Perú, Paraguay, Colombia y México).

Mientras el gobierno argentino, con su política comercial, destrozaba la unidad en el Mercosur, la Alianza del Pacífico –el bloque formado por México, Colombia, Perú y Chile– se transformó en el nuevo motor económico y de desarrollo de América Latina.

- El matrimonio igualitario fue otra de las decisiones más valoradas pero fue llevada a cabo sin contemplar los intereses religiosos ni tampoco a esa otra mitad de la población que estaba en contra de algunos de sus artículos.

El gobierno kirchnerista es incapaz de comprender de que, a veces, es más positivo para un país cambiar por etapas sus formas de vida en lugar de hacerlo de manera prepotente y autoritaria generando con ello rechazos viscerales que devienen en odios y divisiones internas.

- La reestructuración de la deuda externa tuvo aceptación y elogios de gran parte de la sociedad argentina. De hecho, medido en relación al PBI, en el 2003 la deuda pública bruta estaba en el 138% mientras que hoy se encuentra en el 47%, pero si lo medimos con los 42% de enero de 1999, la relación es negativa.

De todos modos, el gran problema fue que se ejecutó –como la mayoría de las decisiones kirchneristas- de manera agresiva y difundiendo la engañosa idea de que pronto volverían los créditos y las inversiones. Fragante mentira, ya que el hecho de seguir obteniendo ayuda de aquellos a los que dañamos quitándoles un dinero que les pertenecía sin que mediara negociación de partes, dependía de la magnitud de la quita y de la forma en la que se la obtuviera.

El caso argentino mostró un recorte descomunal y una manera hostil en la forma de obtenerla. Haber informado al acreedor que no se le iba a pagar entre aplausos y vítores, además de insultarlo reiteradamente calificándolo como idiota útil, explotador, usurero o ladrón, no fue el mejor camino a seguir cuando un país –para desarrollarse de manera firme y adecuada- necesita de importantes créditos.

La ironía más dolorosa de esta monumental ficción es que, por un lado, creció la judicialización exterior de la Argentina ya que el país enfrenta 43 demandas ante el CIADI, que exigen indemnizaciones por ¡US$ 65.000 millones!, y por otro lado, hoy la deuda real argentina (tomando en cuenta la deuda externa impaga más las deudas por las transferencias de fondos al gobierno nacional por parte del banco Nación, la ANSES y el BCRA) ha alcanzado similar monto que la que tenía antes de la reestructuración. ¡Tanta destrucción generada para un resultado tan pequeño! ¡Y ni hablemos lo que puede suceder si en pocos días más la Argentina se ve obligada a entrar nuevamente en default por la inminente sentencia del Tribunal de Apelaciones de los EEUU!

- Se logró una mejor condición económica para los sectores más carenciados, pero se hizo sobre la base de tanta cantidad de subsidios que terminó por convertir a la Argentina en una "nación subsidiada". Hoy, al no poder contar con las indispensables inversiones privadas, nadie sabe –ni el gobierno ni la oposición- cómo se saldrá de esta cruda trampa socio-económica.

- En cuanto a la reducción de la desocupación. Se modificó el concepto del subsidio y los desocupados subsidiados pasaron a ser "ocupados" para las estadísticas del INDEC, al mismo tiempo que el 56% de las personas que se incorporaron al mercado formal del trabajo lo hicieron como empleados del Estado (nacional y provinciales), que es una manera de "subsidiar el empleo".

Además, si midiéramos la tasa de desocupación con las mismas normas que se hacía antes del 2003, hoy estaríamos en el 16,4%, dos puntos más de desempleo que en 1998.

- Ni que hablar sobre la "ley de medios". Una ley que era necesaria para organizar de mejor manera al sistema comunicacional del país se la prostituyó enfocando su teoría y su acción con el fin de destruir a los medios de comunicación privados independientes del Estado. Por su apresuramiento y obsesión en "sacar las leyes sin modificar ni un punto ni una coma", terminó siendo "la ley contra Clarín". Un engendro legal cuyos principales artículos serán, probablemente, considerados inconstitucionales y atentatorios contra la libertad de prensa. Fue una de las mejores ideas del gobierno nacional desperdiciada por su inoperancia y su obsesión por lograr el poder total.

LAS CONSECUENCIAS NEGATIVAS

Por el lado de las ideas erróneas, la lista es muy larga, en especial, por causa de que el gobierno resuelve todo pensando en la retención del poder más allá de su mandato. Es sólo el hoy olvidándose del mañana.

- El modelo productivo es extractivo exportador y destructor del medio ambiente. Ampara a las empresas "amigas" y socias de la corrupción, y se apoya en un capitalismo de Estado, propio de las estructuras fascistas. Incluso, comparado con la década del 90, ha logrado concentrar aún más la economía.

- A su vez, el modelo político desecha los acuerdos y consensos con los otros intereses al mismo tiempo que se impone mediante un alto grado de prepotencia y autoritarismo persiguiendo, dividiendo o reprimiendo a quienes piensan diferente.

Las intervenciones estatales carecen de control social y político lo que produce un verdadero despilfarro de los recursos económicos. La publicidad oficial se utiliza para presionar a los medios (premios y castigos, le dicen) y se impide el acceso a la información de interés público.

- El "vamos por todo" significó el sometimiento de todos los otros poderes de una nación y la expansión de uno de los procesos de mayor corrupción que recuerde la historia argentina. Uno de los ejemplos más simbólicos de esta degradación republicana fue el incumplimiento de las sentencias dictadas por la Corte Suprema de Justicia, un hecho inédito en la historia argentina.

Todo esto fue acompañado con un doble discurso nacionalista, cuyas mentiras fueron en muchos casos tan burdas que se transformaron en una verdadera falta de respeto hacia la capacidad intelectual de los habitantes del país.

Mientras que los Kirchner discurseaban que se beneficiaba a los sectores más populares, se enriquecían los más ricos, comenzando por el propio e ilimitado enriquecimiento de ellos mismos.

Cada día que pasa se manifiesta que en lugar de construir "un país normal" (como dijo Néstor en más de una ocasión) el kirchnerismo, al amparo de ese 54% de votos que obtuvo en la última elección, construyó un país hegemónico que renegó de la democracia participativa como sistema de alternancia en el poder, agravado por una falsa pantalla ideológica vendida como progresista.

EL BALANCE

Deficitario, ya que los elementos negativos tienen mucho peso por tratarse –principalmente- de un alto déficit de las libertades individuales, la ética y la verdad, la independencia de los poderes y la convivencia pacífica de los habitantes.

Respecto a la economía, tenemos una enorme inflación, falta de inversiones, constante fuga de capitales, una destrucción descontrolada de la moneda, déficit fiscal y un superávit comercial que se logra sólo a base de restringir muy fuertemente las importaciones, cuyo efecto es del tipo "boomerang": se vuelve en contra de la industria y el comercio.

A su vez, si vemos que una gran parte de los elementos positivos que podemos otorgarle a este gobierno han sido muy mal ejecutados, o interesadamente distorsionados, nos encontramos con una balanza en la que el platillo negativo ha prevalecido de manera notoria sobre lo positivo.

Finalmente, debemos recordar que es recurrente la tendencia del pueblo argentino a negar la realidad, del mismo modo que lo es la de transformar una derrota en casi una victoria o la de minimizar las consecuencias del daño ocasionado por diez años desperdiciados en su desarrollo.

A mi parecer, este tiempo perdido es tiempo irrecuperable. Y 10 años son demasiado tiempo en la vida de un ser humano.

(1) El escorpión y la rana es una fábula en la que un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndolo a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula "¿cómo pudiste hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido elección, es mi naturaleza".
La moraleja de la historia es que aunque el sentido común dicte lo contrario y uno acabe perjudicándose incluso a sí mismo, no puede dejar de ser quien es
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