* IRSE POR LOS CERROS DE ÚBEDA
Equivale a perderse, extraviarse. Y se aplica, por extensión, al que se aparta del asunto que está tratando. Según el Diccionario, Por los cerrar de Úbeda es una locución figurada y ¡familiar «con que se da a entender que uno habla fuera de propósito o disparatadamente». Aplícase, también, figuradamente, para referirse a un lugar o paraje remoto o extraviado.
Conozco varias versiones acerca del origen de este modismo. Algunas de ellas, más que explicaciones de su origen, son aplicaciones de la frase proverbial.
Por ejemplo, aquella que dice que en un pueblo de la serranía de Úbeda había un alcalde, enamorado de una garrida moza que vivía en el cerro de Úbeda y que le sorbía el seso. Una vez, en sesión, le pidieron parecer, y como el pobre alcalde empezase a divagar, un munícipe le advirtió:
-No se vaya usía por los cerros de Úbeda.
Según unos, el alcalde de marras era de Úbeda y la moza vivía en unos cerros próximos a esta población. Y como, en un discurso que pronunció el alcalde perdió el hilo de la cuestión, una moza le dijo:
-Señor alcaide, no se le entiende; usía se va por los cerros.
Leí también que acaso se remonte el origen de esta frase a la época de la Reconquista, aludiendo a que en los cerros de Úbeda se libraron los más importantes hechos de armas que mediaron entre la batalla de Las Navas (1212) y la conquista de Úbeda en 1234.
La, explicación más lógica, a mi juicio, se encuentra en el Tesoro de la Lengua Castellana, de Covarrubias (1611), quien dice en la voz Úbeda:
«Úbeda. Ciudad de la Andalucía, no lejos de Baeza. Antiguamente se dijo Idubeda...; verás a Abraham Ortelio versoIdubeda, que, según Estrabón y Ptolomeo, son unos montes de nuestra España. Estos van discurriendo por muchas partes, y toman diversos nombres según los lugares por donde pasan. De aquí nació un proverbio, cuando uno se va despepitando por términos extraordinarios y levantados: Esto es irse por los cerros de Úbeda».
El mismo autor, en la voz cerro, escribe:
«Ir por los cerros de Úbeda se dice del que no lleva camino en lo que dice, y procede por términos remotos y desproporcionados».
Según el maestro Correas, en su Vocabulario de Refranes (edición de 1924, pág. 25 1), Irse por los cerros de Úbeda se dice «cuando uno en lo que dice va muy remoto de lo ordinario, y cuando se excusa con razones extraordinarias, o el que se pierde en la lición de oposición o sermón, o va lejos del tema».
El Diccionario de la Academia registra la locución por los cerros de Úbeda, y añade que se usa con él adverbio de comparación como y con los verbos echar, ir o irse.
Cervantes, en el Quijote (parte 2.ª, cap. 33), no dice irse o echar por los cerros de Úbeda, sino no ser una cosa más verdad que por los cerros de Úbeda.
Y Rodríguez Marín, comentando esto, plantea esta duda, sin resolverla, «por falta de espacio».
Quizá no tuvo en cuenta Rodríguez Marín que quien dice lo de «le he dado a entender (a don Quijote) que está encantada (Dulcinea) no siendo (esto del encantamiento) más verdad que por los cerros de Úbedad», es Sancho Panza, que tan dado era a trabucar refranes y dichos proverbiales, como el mismo insigne comentarista advierte en más de una ocasión.
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