* Descubren la "fábrica cósmica" de la vida
El origen de la vida puede estar fuera de nuestro planeta. Al menos eso es lo que explica un estudio reciente, en el que se demuestra que algunos de los compuestos esenciales para dar lugar a la vida se forman cuando un cometa impacta sobre un planeta con grandes capas de hielo. Es decir, las partes fundamentales para "fabricar" los organismos habrían llegado por el espacio, pero no organismos vivos propiamente.
Al estudiar el origen de la vida, se tiene muy claro que en la Tierra se dieron las condiciones apropiadas. Debido a las temperaturas, a las erupciones volcánicas y a las fuertes tormentas eléctricas, se generó un caldo de cultivo perfecto para que una serie de moléculas se transformasen en las primeras bacterias.
Hasta aquí todo correcto. El problema aparece si se intenta ir más atrás. Porque para que esas bacterias apareciesen, tuvo que surgir primero el ADN, y para que éste exista deben existir proteínas. Pero los aminoácidos, los componentes moleculares más pequeños de las proteínas, son muy difíciles de sintetizar.
De hecho, sería muy poco probable que apareciesen sin más a partir de lo que ya había en la Tierra.
Pero los cometas, o al menos gran parte de ellos, tienen composiciones distintas.
Y debido a su entrada en la atmósfera, a grandes velocidades, llevan mucha energía. Al entrar en contacto con zonas heladas sufrirían un cambio de temperatura muy repentino, que permitiría generar estos aminoácidos.
Los aminoácidos son, según el símil que se suele utilizar, los "ladrillos" con los que se fabrican las proteínas. En total hay 20 tipos distintos, imprescindibles para formar cualquier organismo. De hecho, en los casos en que no se pueden sintetizar por un organismo, hay que obtenerlos de la dieta, bien directamente o modificándolos ligeramente. En ese caso se denominan vitaminas.
En su experimento, los investigadores consiguieron generar distintos tipos de aminoácidos. Por desgracia, no todos y cada uno de los 20. Pero mediante simulaciones por ordenador pudieron demostrar que, en las condiciones de la Tierra de hace 4.500-3.800 millones de años, que fue cuando surgió la vida, se habrían generado todos ellos.
Y aún más. Los aminoácidos, como casi todas las moléculas orgánicas, pueden aparecer en dos formas, llamadas enantiomeros o formas especulares.
Explicado de manera sencilla, se puede decir que según la manera en que se distribuyan los átomos, las moléculas orgánicas mantienen una estructura en el sentido de las agujas del reloj o en la contraria. Si se ponen una junto a la otra son como imágenes en un espejo.
En el experimento aparecieron tanto formas denominadas D (en el sentido horario) y L (el antihorario). En los seres vivos siempre aparecen las formas L y únicamente éstas, pero para poder demostrar el origen de la vida deben aparecer los dos. El que sólo se utilice una forma es porque de esa manera es más fácil dar la forma tridimensional a las proteínas, necesaria para que funcionen. El que sea la forma contraria a las agujas del reloj aún no tiene una explicación clara, aunque hay varias teorías.
Para poder confirmar su experimento, los investigadores pretenden obtener datos de Enceladus y Europa, lunas de Saturno y Júpiter respectivamente. La superficie de ambos satélites están cubiertos de hielo y sufren bombardeos de cometas, con lo que se estarán formando aminoácidos ahora mismo. El resto de condiciones para la vida no se da, y eso es lo que hizo único a nuestro planeta, al menos que se haya podido demostrar por el momento.
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