* GIUSEPPE MONTEFUSCO
Nacido en 1958, en Somma Vesuviana, Italia, en 1978 comienza a sentirse mal y acude al médico de la familia, Luigi Di Palma, que manda hacer algunos análisis. El resultado es que tiene leucemia mieloblástica aguda. Uno de esos días, su madre vio en sueños a un hombre, que le dice: ¿Vas donde todo el mundo y no vienes a mí? Ella comenta: Yo no sabía quién era esa persona que parecía tan buena. A la mañana siguiente, voy con mi prima a la iglesia y una señorita, que vendía recuerdos, me muestra una imagen del hombre del sueño. Era Giuseppe Moscati, médico, muerto en olor de santidad. Comienzo a llorar y le pido a él que sane a mi hijo. A mi hijo le llevo la imagen y le pido que la lleve con él. También le di a tomar, con un poco de agua, un poco de tierra con sus restos, que venía en una reliquia, y él la tomó con fe.
El mismo Giuseppe Montefusco dice: En mi habitación del hospital estábamos cuatro, uno de los cuales blasfemaba continuamente, y me dijo: "Quita ese cuadro, que me fastidia". Lo pongo debajo de la manta y comienzo a rezar. A las tres de la noche, me despierto. Los otros dormían y, entonces, veo que se abre la puerta y entra un médico con camisa blanca y me dice: "Tú estás bien, estás curado. Tienes que declarar el milagro". Me saluda y se va.
Lo cuento todo a mi madre y a otros médicos y me dicen que estoy mal, pues ningún médico hace visitas a las tres de la mañana, que en el hospital ningún médico va con camisa blanca hasta el suelo y que no hay ya ningún carrito de madera para llevar las medicinas como el que yo vi. Pero yo estaba seguro que había sido el beato Moscati, que había sido médico. Al día siguiente, la leucemia había desaparecido.
En virtud de esta curación, reconocida por el equipo médico Vaticano, el 25 de octubre de 1987, Giuseppe Montefusco, con sus padres y amigos, estuvo presente en la plaza de san Pedro, cuando el Papa Juan Pablo II canonizaba al médico santo, Giuseppe Moscati.
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